Hay muchos invitados que no saben qué escribir en el libro de firmas, y por miedo a no ser suficientemente emotivos o divertidos, acaban por no dejar su dedicatoria... Y es una pena.
En EEUU, son muy prácticos y desde allí nos proponen esta idea: que cada invitado deje su huella dactilar en un enorme póster que más tarde puede acabar decorando alguna de las paredes de la casa.
Sobre cada huella puede ir la firma del invitado correspondiente para que no haya pérdida... La idea es que haya varios colores de tintas para que el resultado final sea como esperamos.
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